lunes, 29 de diciembre de 2008

Feliz navidad... de 1914


En la Navidad de 1914 ocurría uno de los hechos más sorprendentes de toda la guerra. Aquella primera nochebuena bélica, las tropas alemanas colocaron sobre el borde de sus trincheras abetos iluminados. Los soldados franceses y británicos admiraron perplejos los árboles luminosos, y esa visión casi irreal ayudó a crear un inesperado clima de fraternidad, en el que todos los contendientes unieron sus voces cantando villancicos.

Al amanecer, algunos soldados alemanes comenzaron a agitar banderas blancas y saltaron desarmados de sus trincheras, a tierra de nadie. En un primer momento los aliados vacilaron, pero pronto salieron a su encuentro. Los hombres que hasta hace poco habían estado matándose compartieron alcohol, tabaco o chocolate.

Los gestos de solidaridad continuáron todo el día de Navidad: en algunos lugares se celebraron ceremonias religiosas conjuntas, se hicieron fotgrafías juntos e incluso se improvisaron varios partidos de fútbol.


La noticia llegó a los respectivos cuarteles generales, que adoptaron duras medidas para evitar la confraternización con el enemigo: varios soldados franceses fueron fusilados, y otros alemanes enviados al frente oriental. las cartas en que los soldados narraban esta tregua navideña a sus familias fueron destruidas, y se censuró a los periódicos que intentaban publicar la noticia.


Existe una película sobre este hecho, llamada Feliz Navidad, y dirigida por el francés Christian Carion en 2005. Un fragmento de casi ocho minutos de la película, en plena Nochebuena de 1914, en el frente occidental.

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