Sildavia y Borduria vuelven a estar presentes en El asunto Tornasol, aventura que va apareciendo entre 1954 y 1956. El mundo ha cambiado mucho en los veinte años transcurridos desde El cetro de Ottokar: la Guerra Fría, en curso desde hace casi una década, está en su apogeo, y los dos países imaginarios pueden convertirse en adecuada representación de la carrera de armamentos entre los dos bloques: los dos países intentan hacerse con la nueva arma de Tornasol. Además, los incidentes fronterizos, como el desvío del avión en el que viaja Tornasol, evocan manifiestamente el estado de cosas propio de la guerra fría, en particular la tensión entre las dos Alemanias. En este álbum la visita de Tintín a Borduria hace posible que podamos estudiar con mayor detalle las características del país. Son varias las razones que nos permiten situarlo sin duda posible en el bloque comunista. Para empezar, tanto el culto a la personalidad del presidente Plekszy-Gladz como la obsesiva presencia de sus bigotes reflejan la devoción, con la que Kruschev todavía no ha acabado, hacia la figura de Stalin. Además, los "guías-intérpretes" que vigilan a Tintín y a Haddock, las armas de calidad dudosa y la arquitectura perteneciente al estilo del realismo socialista sitúan muy claramente a Borduria entre los países de la Europa del Este. Sobre esa base se puede presumir que, como contrapartida, Sildavia representa el papel de aliado de Occidente.
Preparación de comunicaciones 2A
Hace 7 años
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