"Ya no podemos escribir un poema después de Auschwitz” (T. Adorno)
La creciente aparición en el mercado español de literatura sobre el Holocausto ofrece con toda crudeza una profunda reflexión sobre la esencia del ser humano. Pero esto no quiere decir que estemos más cerca de entender las consecuencias del Holocausto para la sociedad contemporánea, sobre cómo define su vida religiosa, su identidad comunitaria o sus acciones políticas. El principal problema que tenemos al enfrentarnos al Holocausto es darle una dimensión correcta a unos acontecimientos que escapan de nuestra comprensión, así como nuestra aceptación de los hechos, imágenes y testimonios del Holocausto.
Pero, por otra parte, la necesidad de testificar ha ganado una gran urgencia, frente a los vergonzosos llamamientos de los negadores del Holocausto y la desaparición de los supervivientes, los únicos que pueden dar testimonios de primera mano sobre la Shoah.
Pero, por otra parte, la necesidad de testificar ha ganado una gran urgencia, frente a los vergonzosos llamamientos de los negadores del Holocausto y la desaparición de los supervivientes, los únicos que pueden dar testimonios de primera mano sobre la Shoah.
Muchas veces recurrimos a la literatura para poder expresarnos sobre la experiencia más traumática del siglo XX. La literatura se ha convertido en una especie de filtro para evitar los problemas que nos provoca el horror del acto en sí. Así, la literatura se convierte en un intento de traspasar los límites del lenguaje y como una forma de lograr representar ese horror en toda su amplitud. Algunos autores, generalmente supervivientes del horror, han desafiado todos los límites de la escritura para transmitirnos así sus experiencias y convertirse en testimonios de su propia supervivencia. Es interesante ver que no son tantos los libros que sobre este tema se han publicado en nuestro país, hasta fechas relativamente recientes.
De los diferentes modelos de la representación del horror de los campos de concentración, destacan aspectos tales como la literatura autobiográfica (Primo Levi, Elie Wiesel), la autobiografía novelada (Imre Kertész, Wladyslaw Szpilman), la elaboración literaria (Ruth Krüger, Paul Steinberg), la investigación histórica (Erich Hackl), el lenguaje cinematográfico (Claude Lanzmann), etc.
Primo Levi logró condensar en sus escritos el máximo de pensamiento con el mínimo estilo, en un ejercicio de austeridad, a pesar del cual el horror no deja de calarnos en los huesos al leerlo. Considera que la supervivencia no fue la regla de los campos, sino la excepción: de ahí que hable de la vergüenza y la culpa que sentían los que se salvaban (Los hundidos y los salvados).
Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz en 1986, en su obra La Noche, nos habla sobre sus experiencias en Auschwitz (sobre todo la desaparición de su madre), junto a su padre y cómo se va transformando la relación existente entre ellos, poco antes de la liberación.
Imre Kertész, Premio Nobel de literatura en 2002, en su obra más conocida, Sin destino, nos habla también (como Levi en La Tregua) de su regreso a Budapest, donde se encontró con otro régimen totalitario y un inmenso campo de concentración, Hungría, del que tampoco podía salir.
Gracias a muchos supervivientes se expusieron los crímenes cometidos desde 1933.
Gracias a muchos supervivientes se expusieron los crímenes cometidos desde 1933.
Adaptación de un texto proveniente de http://www.memoriales.net/lite_dilema.htm Si entráis en esta página veréis una abundante información sobre la relación entre literatura y Holocausto, los temas tratados, los autores, etc.
Os recomiendo algunas obras para iniciaros en el tema:
- De Primo Levi, todas sus obras son recomendables, pero tal vez “Si esto es un hombre” refleja muy bien la vida en Auschwitz. Una reseña de esta obra en http://www.ociojoven.com/article/articleview/975372/Si%20esto%20es%20un%20hombre
- Un reciente éxito editorial está una pequeña obra de John Boyne titulada “El niño del pijama de rayas” que, no obstante, a pesar de recibir muchos elogios (“conmovedora”) también ha sido criticada (“blanda”).
- La obra del húngaro Kértész “Sin destino” ha vuelto a ser recuperada gracias a la concesión al autor del premio Nobel de literatura. Narra la semi-biografía de un adolescente de quince años y su vida en Auschwitz y Buchenwald. Recientemente se ha realizado una película basada en esta obra, cuyo tráiler en español se puede ver en http://es.youtube.com/watch?v=89Tsi9bXZeQ
- Un clásico es “El diario de Anna Frank”, que, aunque limitada por su propia concepción (el diario de una niña judía refugiada en Amsterdam escondida de los nazis), permite a gente joven identificarse con la autora. Vuelvo a repetir la página oficial del museo- casa de Anna Frank, http://www.annefrank.org/content.asp?pid=1&lid=4
- Una obra muy leída en las escuelas e institutos (al menos en Cataluña) es “El violín de Auschwitz”, de Maria Àngels Anglada , que narra las experiencias de un luthier judío en el campo de concentración. Otra obra que puede atraer al público juvenil - y que es lectura obligatoria en varios institutos aragoneses- es Reencuentro, de Fred Uhlman, sobre la amistad entre dos jóvenes, uno de ellos nazi, en la Alemania de 1933.
- Maus es una “novela gráfica” de Art Spiegelman. Aquí, los judíos están representados por ratones, los alemanes por gatos, los polacos por cerdos... es una obra brillantísima, donde, además de la persecución nazi a los judíos, también aparece el tema de los supervivientes. Una página dedicada a este cómic, en http://www.guiadelcomic.com/comics/maus.htm
1 comentario:
Fántastico blog, Mariano. Ánimo con este fabuloso proyecto.
Quería comentarte sobre un personaje de cómic, nacido en plena guerra, y que fue el primer americano que luchó contra el eje meses antes de que su país entrara en guerra: el Capitán América. Sus creadores fueron Jack Kirby y Joe Simon, que trabajaban para Timely Comics (que años más tarde sería Marvel), quienes vieron la necesidad de crear un super soldado que pudiera dar de mamporros tanto a nazis como a japoneses, ¡incluso al mismísimo Adolf Hitler!
Su increíble fuerza y agilidad se debía a la acción de un suero experimental creado por el ejército americano para crear super soldados. Iba acompañado de un joven ayudante, Bucky, y su escudo redondo era en un principio triangular, pero la casa de cómics DC amenazó con demandarlos por plagio, ya que el escudo triangular era sospechosamente parecido al de uno de sus superhéroes.
Tras finalizar la guerra, el superhéroe perdió su razón de ser y cayó en el olvido. Pero años más tarde sería recuperado para convertirse en componente de los Vengadores (the Avengers), cuyo jefe es Tony Stark...
¿Que no sabes quién es Tony Stark? ¡Pues es Iron Man! Habrá que ir a ver la peli que la estrenan dentro de poco :)
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