La guerra del coltán

Trabajo realizado por Beatriz Iglesias y Sergio Rubio
Los recursos minerales en el Congo

Esta zona de abundante riqueza mineral, ha sido y es centro de conflicto por su control. Tanto por los Gobiernos inestables como por los grupos rebeldes. Los rebeldes tratan de obtener el control de las minas para poder pagar la guerra y el Gobierno básicamente por lo mismo, estaríamos ante un círculo vicioso.
La guerra a fin de cuentas la está pagando Occidente con la compra de diamantes, coltán u oro para sus distintos “caprichos” como pudieran ser las joyas, los móviles o el desarrollo de la industria espacial. A pesar de esto, el mayor beneficiario del coltán congoleño durante la guerra fue Ruanda puesto que en las minas que estaban bajo su posesión, el coltán extraído pasaba a manos de los principales mandatarios de la guerrilla, como de las empresas metalúrgicas enriqueciendo el patrimonio de este país. Si los diamantes o el oro perdieran su valor, está zona sufriría una pobreza aún mayor que la que le asola.

La cuestión es que debería de hacer Occidente para que, sin prescindir de éste tipo de recursos pudiera solucionar este conflicto puesto que por sí solos no van a resolver sus diferencias. El problema es que Occidente no tiene beneficio participando abiertamente en este conflicto y a fin de cuentas está guerra sí que se lo proporciona abaratando el precio de estos metales.
Hace relativamente poco los precios del coltán han aumentado, esto tuvo que ver con el uso de tantalio para la fabricación de microchips de nueva generación que permitían baterías de larga duración en teléfonos móviles, videojuegos y portátiles. Los precios se dispararían aún más, unos años antes del año 2000, cuando comenzaron a escasear las reservas de coltán en Brasil, Australia y Tailandia. Como ejemplo, la japonesa Sony, que tuvo que aplazar el lanzamiento de la segunda versión de la Play Station 2 debido a este inconveniente.

Ante esta situación, las miradas se dirigieron hacia la República Democrática del Congo, ya que era un país que poseía el 80% de las reservas mundiales de coltán en el subsuelo de las provincias del Este, especialmente en Kivu, fronterizo con Ruanda y Uganda, los más fieles aliados de EE UU en la zona.
Informes que salieron a la luz, acusaban a Ruanda y Uganda del saqueo de las riquezas minerales del Congo, permitieron una cierta presión internacional. Así pues muchas empresas fueron acusadas de importar coltán y casiterita y se consiguió suspender el transporte de estos minerales, realizados desde la capital de Ruanda a Bruselas aunque siguieron haciéndolo funcionar desde el mercado camuflado.
Ruanda y Uganda siguieron acumulando riquezas no solo durante la guerra, sino también por parte de sus deudas externas.

La Guerra Del Coltán

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