En Junio de 1905, los marinos del acorazado Príncipe Potemkin se amotinan cuando uno de los soldados es asesinado por el comandante, al negarse a comer carne podrida. La tripulación, dirigida por el marinero Afasi Matushenco, toma el mando del barco, matando a varios oficiales e izan la bandera roja de la revolución. Doce años más tarde los bolcheviques se hicieron con el poder, poniendo punto final a la Rusia de los Zares y proclamando una República comunista bajo la dirección de Lenin.
En Marzo de 1925, el Comité Central del Partido Comunista Ruso acordó realizar una serie de ocho películas que sirvieran para conmemorar el vigésimo aniversario de lo que, a pesar de ser un levantamiento precedente, decidieron considerar el comienzo de la Revolución Comunista. Entre estas películas se encuentra, naturalmente, “El Acorazado Potemkin”, cuya dirección fue encomendada a Sergei Mikhaslovich Eisenstein.
La veracidad histórica de la película es discutible: la matanza en la escalinata de Odessa no tiene ningún tipo de relación con el levantamiento del Potemkin, tampoco los tripulantes del acorazado tuvieron que enfrentarse al ejercito zarista, sino que terminaron entregándose a las autoridades rumanas, por lo que, a pesar del intento de documentalidad que caracteriza al cine Soviético de esta década, resulta evidente que la intención de Eisenstein está más cerca de ser un elogio a los ideales de la revolución y a la función propagandística del filme, que a la producción de un documento histórico riguroso. Un libro reciente que analiza el hecho histórico en que se fundamentó la película es "Motín rojo. La verdadera historia del acorazado Potemkin", de Noel Bascomb ( Debate, 2008)
La película está dividida en cinco capítulos que obedecen a la estructura básica de la narrativa cinematográfica;
- En el primero de ellos; “Los hombres y las larvas”, se plantea la situación insostenible a la que están sometidos los marineros del barco. Intentando transmitir cierto realismo, Eisenstein utiliza una sucesión de primeros planos y planos detalle de miembros de la tripulación y de algunos elementos simbólicos, como los gusanos o el plato, donde puede leerse la inscripción “Gracias por el alimento de cada día”.
- En el segundo de los capítulos: “Drama en la Bahía”, se produce el levantamiento por parte de los marinos, encabezado por Matushenco, personaje destacado de la tripulación, del pueblo, de la masa que resulta ser la verdadera protagonista de la película. A través de estos personajes, Eisenstein dota de un rostro popular al movimiento comunista, otorgando, en este caso, cierta familiaridad al “héroe” del acontecimiento, buscando la empatía del espectador.
Los textos y los planos, que gozan de un montaje rápido y dinámico, destacan por una importante carga simbólica. Frases como “los oficiales adiestrados” u objetos como la cruz que agita el sacerdote de a bordo simulando el mazo de un juez, así como el momento en el que finge haber caído, poseen claras connotaciones ideológicas.
- El tercer capítulo: “Un muerto clama justicia”, comienza con la llegada del Potemkin al puerto de Odessa donde uno de los marineros más destacados de la historia, muerto durante la revuelta, es exhibido al público a modo de mártir, acompañado por un letrero: “muerto por un plato de sopa”. La escena se caracteriza por la abundancia de grandes planos descriptivos: el arco, la escalinata... y la alusión constante a los ideales de la revuelta, como la bandera o algunos de los textos como: “todos para uno y uno para todos”.
- El cuarto capítulo “La escalera de Odessa” configura el momento culminante de la narración; la fuerte represión por parte del ejército zarista al pueblo de Odessa.
El simbolismo, también aquí, ocupa su lugar para ilustrar el despertar de la revolución a través de una imagen muy representativa en la que aparecen dos grandes leones de piedra.
La secuencia se ha considerado una obra maestra del montaje, dada la violenta consecución de planos que intenta contrastar el sufrimiento y el dolor del pueblo sometido con el despotismo de la Rusia de los zares. Para ello se sirve de la alternancia de primeros planos de personas concretas, en especial mujeres, niños e incluso discapacitados físicos, que están siendo abatidos por la guardia, y planos perfectamente impersonales de la misma, como el marchar de sus botas o el apuntar de sus fusiles.
La manipulación consciente de las imágenes que Eisenstein lleva a cabo en su obra, intenta despertar las emociones del espectador y encauzarlas en una dirección determinada, según su finalidad propagandística (para ello utiliza el montaje dialéctico, que el director definirá como una idea que surge del choque de tomas independientes”
- La quinta y última parte: “El encuentro con la flota”, responde a un final reconciliador e indiscutiblemente utópico, que ilustra el triunfo de la revolución. Tras la masacre de Odessa, el acorazado se prepara para la lucha contra los buques zaristas que se aproximan, pero finalmente pasa inmune y victorioso por delante de éstos, recibiendo el saludo y aplauso de todos los marineros que izan la bandera roja, sinónimo de libertad.
La cuarta parte de la película, la famosa escena de las escaleras de Odessa, la podéis encontrar en http://es.youtube.com/watch?v=TR_9DcMbWD8 con música de Led Zeppelin.
Sobre Octubre (1928), otra película propagandística del mismo director, podéis ir a la página web http://www.educahistoria.com/cms/index.php?option=com_content&task=view&id=39&Itemid=99
La eficacia como instrumento pedagógico y propagandístico de “El Acorazado Potemkin” y de otras películas del cine soviético se observa por ejemplo con la exitosa proyección de estas películas durante la Guerra Civil española, por ejemplo en el Madrid sitiado por las tropas franquistas. Una visión que, no obstante, ha sido matizada en algunos estudios históricos recientes, como la ponencia de José Cabezas al Congreso de la Guerra Civil Española (Madrid, 2006), "El gran mito: cine soviético en Madrid durante la Guerra Civil española", que se puede leer en http://www.secc.es/acta.cfm?id=1658
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