domingo, 12 de octubre de 2008

Las causas de la Revolución Francesa (I): el "atasco" de las elites


Con esta pequeña historia trataré de explicar, de manera un poco diferente, una de las para mí principales causas de la Revolución Francesa: los intentos, limitados hasta entonces, de la burguesía de ascender en la escala social, y la resistencia de los grupos privilegiados a quitarse de lo alto de la pirámide social.

“Entrada sólo para vips”


La discoteca "L¨èlite” está a tope. Allí se encuentran, abarrotando la pista, los “pijos” de toda la vida, los de las familias más renombradas, los que tienen dos o tres apellidos juntos en lugar de sólo uno. Ni siquiera tienen que entrar por la puerta “normal”: tienen un acceso exclusivo al local, y, además, son muy amigos o incluso medio parientes del jefazo. A los “nuevos ricos” no les gusta mucho ese ambiente de la disco, pero es allí donde se manejan los grandes negocios y se hacen los contactos. Por eso quieren entrar también a la discoteca, aunque no lo tienen nada fácil: los porteros, una masa de músculos y auriculares, no les dejan entrar, ya que no están en la lista. Y además, ni siquiera pueden ir vestidos a la moda, les tienen prohibidos vestir ciertas ropas de marca (¡que podrían comprar una y mil veces!). De todas maneras, no cejan en su empeño, se ponen en la cola y tratan de entrar. A veces, alguno lo consigue, normalmente haciendo favores o prestando dinero a los “pijos” y, especialmente, al jefazo, que así les cuela por fin en la disco.


Últimamente la genta está más enfadada que de costumbre: los “pijos” ven cómo últimamente se les tiene menos en cuenta, incluso se sienten despreciados, sólo cuenta el jefe. Para colmo, como la discoteca últimamente no va muy bien económicamente, el contable del negocio ha pensado que tal vez los pijos habrían de pagar al menos la entrada..., ¡Esto es el colmo!: los pijos se dirigen al jefazo para recordarle quiénes son ellos, y deciden que lo que hay que hacer es convertir en aún más exclusiva la sala de fiestas, e incluso controlarla ellos mismos.
Pero los nuevos ricos también están enfadados: la cola para entrar cada vez es más lenta, y cada vez hay más gente, están impacientes. Y, el colmo, algunos “pijos” de segunda o tercera categoría se cuelan ante sus narices; aunque raída y vieja, ellos llevan la ropa con la que se puede entrar en la disco, y están, aunque al final, en la lista... ¡¡ Esto no puede seguir asi!! Hay que tomar una decisión radical, y, seguro, tal vez los macarras y las chonis nos querrán ayudar: estos se la tienen jurada a los pijos...

Bueno, ahora se encarga de tratéis de identificar todos los personajes y todas las situaciones...

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